LAS BANDAS UNDER: LA SAVIA DEL ROCK
Si tuviésemos que escribir un Génesis del rock argento (que no sería el de Vox Dei precisamente) debería comenzar diciendo: En el principio todo era under hasta que Dios Mercado dijo “Que se haga la masividad” y la masividad se hizo, y vio que esto era bueno, y así el rock creció y se multiplicó hasta cubrir la faz de La Tierra.
A través de más cinco décadas de existencia el rock nacional ha generado un sinnúmero de artistas, muchos de ellos lograron trascender las fronteras y posicionarse a nivel continental y mundial. Muchas bandas han marcado su época y han dejado una clara influencia en las generaciones de rockeros que se constituían como seguidores de sus propuestas artísticas, estéticas, culturales y también políticas, fueron (y son) bandas que lograron cierta masividad fundada en su llegada a través de los medios masivos de comunicación. Por supuesto que no es la intención de esta nota realizar un detalle pormenorizado de la relación histórica entre medios y rock dado que excedería por demás estas páginas.
Sin embargo cabe aclarar que existe un número aún mayor de músicos que, sin alcanzar la masividad de las bandas consagradas, han sido fundamentales en el desarrollo del rock nacional, a la vez que han multiplicado su influencia social y cultural, funcionando como “semillero” desde lo que se conoce como circuito under (del inglés, debajo). Más allá de considerar que para establecer una diferenciación entre lo under y lo masivo deberíamos tener en cuenta lo cualitativo, la estilística, las temáticas abordadas y tal vez hasta la intención comercial subyacente desde el inicio de cualquier proyecto musical, la principal diferencia la establece la posibilidad de alcanzar masividad, en mayor o menor medida, a través de diversos métodos publicitarios que incluye de manera vertebral a los medios de comunicación y la forma de llegar a ellos.
Hace tres décadas “el pájaro D´adonna”, músico de Florencio Varela, comentaba: “Ves este bar lleno de pibes, en cada mesa hay una banda, allá están los de Tu Vieja, en aquella los de Quemú, y en esta otra los pibes de La Mancha, esto está lleno de músicos”. Esto es sumamente característico sobre todo en particulares momentos de la historia en los que, no hallando respuesta en otros ámbitos como en los noventa, los jóvenes se lanzaron de manera absoluta a la creación artística. Porque el público de rock no sólo consume sino que produce música, generando un público con una alta capacidad crítica y con un nivel de exigencia mayor en relación a otros géneros musicales contemporáneos. Y esto resulta fundamental para comprender su perdurabilidad, su crecimiento y su proyección a futuro. Este público-músico lejos de quedarse en la burda imitación o en la emulación solapada de sus influencias, ha ido desarrollando a partir de ellas nuevas propuestas e ideas que fueron complejizando y diversificando al movimiento rockero autóctono.
En lo under están las raíces del rock, desde allí fluye la savia que explota en inconmensurables frutos, sin esa condición, tendría los días contados. Resulta vital fortalecerlo generando más y mejores espacios para el desarrollo de lo artístico a nivel barrial, en aquellos sitios que están por “debajo” construyendo las redes de la historia. Porque es imposible analizar lo macro sin observar lo que se va desarrollando en lo micro. Porque nada de lo que es hoy fácilmente visible existiría si no se hubiese estado incubando antes en la cabeza de esos chicos que son como bombas pequeñitas. Afortunadamente, como se dice en los ambientes futboleros, la base está y eso nos permite augurar una larga vida al Rock.
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